Leo el último libro de la madrileña Pilar Adón "La vida sumergida", compuesto de 13 relatos que pertenecen al propio mundo que la escritora ya nos ha mostrado en sus obras anteriores "Las efímeras" y "El mes más cruel". Con un lenguaje complejo, solitario y, dirigido a la esfera de la emoción, lleno de pensamientos, de perjuicios de la vida metropolitana, de un claro pragmatismo de lo cotidiano, de placidedes familiares idealizadas, de sensación de amplitud y de fascinantes espacios, la novelista nos permite contemplar los extraños procederes de "los otros", los que tienen dudas, los que alzan muros insalvables que los separan de la satisfacción y la alegría, unos personajes aislados de la civilización que pasan los días de una manera especialmente dura y agotadora, a veces agónica. Una narrativa en momentos espesa y pedregosa que la autora maneja con gran soltura de la mano de sus protagonistas, todos con llagas y lesiones internas en medio de conflictos de dependencia, utópicos, inseguros y asfixiantes. Inteligente y con significado, de 8.
