viernes, 15 de septiembre de 2017

Clavícula

Leo "Clavícula" la última novela de la que, hoy por hoy, es mi escritora favorita, Marta Sanz. Con la inteligente narrativa poética que le caracteriza (he disfrutado leyendo muchos pasajes en voz alta), con un bello tono social, con un dominio experto del lenguaje y de sus figuras retóricas, con un excelente empleo de los signos de puntuación, con interesantes metáforas y cierto sentido irónico, la novelista ha elaborado un libro acerca del dolor a través del relato de lo cotidiano, dándole al texto un extraño sentido de autenticidad. Así, con abundantes frases muy logradas ( por ejemplo: "Malditas benditas malas posturas", "Enfermo del miedo a enfermar y del miedo a no poder enfermar", "No creo en ayúdame a caminar, necesito de ti, de tu aliento y tu voz", "Entre el clavel y la rosa, su majestad es coja", "No creo en la osteopatia ni en los psicoterapeutas. Soy española", "Qué hijas de puta somos las enfermas imaginarias", "No he querido tener hijos porque duelen", "Por mi boca no muere mi pez" o "Nos hemos hecho viejos antes de tiempo por culpa de la reforma laboral"), la escritora, partiendo de un dolor en una costilla del lado izquierdo pasando por un lunar de su cuerpo que le escuece y muta y llegando a la línea de la vida de su palma izquierda, consigue transmitirnos con espeluznante exactitud, su angustia y su miedo por morirse, el miedo que tiene al cáncer, la sequedad que llega de golpe con el climaterio, la alta estima y el odio simultáneo que le inspira su propio cuerpo y, cómo repta, se arrastra, raspa y le oprime el dolor. Y no puedo sino concluir como ella, expresando que, a mí también me duele lo inexorable. De 8.