jueves, 17 de agosto de 2017

No tan incendiario

Leo el ensayo de Marta Sanz "No tan incendiario", donde la novelista comienza, con gran sentido crítico, trasladando al lector una serie de preguntas: ¿nos importa, como sujetos de izquierda, la cultura? ¿pensamos que vale para algo? ¿para algo específicamente político? ¿por qué o para qué leemos? ¿qué espacios de la vida asociamos a lo cultural? ¿sólo el ocio es el momento de lo cultural? ¿la cultura que apreciamos es la cultura-espectáculo? ¿qué entendemos por cultura popular? ¿sólo la literatura política es literatura política o toda la literatura lo es? ¿es la cultura ideología? ¿cuáles son los eslabones más débiles en la crisis del mercado cultural? ¿es dinámica o estática? ¿existe una cultura de la izquierda?,… para, a continuación, responder que, no es lo mismo la cultura popular que la cultura de masas, que es preciso reivindicar para los escritores o bien el espacio sagrado perdido o bien el beneficio que les corresponde por producir ocio de calidad, que tendríamos que confiar en el poder transformador de lo literario, que necesitamos escritores impertinentes e intrépidos y también lectores impertinentes e intrépidos que desconfíen de quien les da la razón como a los locos, que es preciso dar un revolcón a los géneros en cada texto que se escriba y, que hay que escribir obras que duelan -no sólo historias-, que se repiensen, que no nos dejen indemnes, indiferentes e ilesos. Además se muestra intransigente con las grandes multinacionales de la cultura, con la labor de los críticos, con la servidumbre de complacer la urgencia del mercado, con la imagen de la cultura como objeto de consumo (dice que cada vez está más alejada de los conceptos de comunicación y educación y cada vez emparenta más con el deporte, con el ocio y con espectáculo), con la falta de militancia de los artistas, con los tertulianos-gladiadores y con la trilogía Millennium. Con citas y comentarios de ensayistas, novelistas y realizadores, he tenido en mis manos un libro brillante, lleno de planteamientos ágiles, de réplicas agudísimas y vibrantes juegos lingüísticos. De 9,5.