domingo, 20 de agosto de 2017

Los días iguales de cuando fuimos malas

Animada por la sinopsis ("Cinco mujeres. Cinco historias particulares. Y un punto de encuentro: la experiencia en la cárcel") leo "Los días iguales de cuando fuimos malas" y, no he encontrado nada de eso en la narración. Así, con un mínimo hilo conductor (una de las mujeres es animada por su pareja para que escriba acerca de su estancia en la cárcel una vez que ha dejado de estar allí) que sirve de excusa a la novelista para juntar en distintos capítulos las vidas de, la prostituta gitana Margot condenada por robo, de la joven mula Valentina, de Sor Mercedes acusada del robo de 52 bebés y de participar en la esterilización de 37 mujeres, de Laura la funcionaria del módulo y de la maniaca obsesiva Inma, he leído un libro que me ha aburrido soberanamente pues la novelista no hace sino contar un puñado de días iguales (con historias realistas, sí, pero en exceso) y sin fibra literaria. Además de que no comparto algunas ideas con la autora ("Las internas se sienten mejor confesándose con una monja, que las comprende mejor en asuntos tan íntimos y femeninos como la comisión de delitos", "A ella le pasó antes que a la mayoría de las religiosas que suelen descubrir la emancipación sexual cuando cierta madurez las permite ocultar en la confesión buena parte de lo que hacen"), de que hay en la narración hechos insólitos (como que en un frasco de cristal "abandonado hacía tanto tiempo que el video comenzaba a ponerse negro" se movían en el interior unas luciérnagas o el que la muerte visite a Sor Mercedes en su habitación), abundan las expresiones exageradas (a propósito de las ciudades magníficas como Barcelona dice que "hay gente dispuesta a dejarse morir por llenarlas de vida y experiencias") y las frases mal escritas o incomprensibles ("No es fácil resistir en ningún lugar, también en la cárcel, sin alguien a quien hacer confidencias y confesarle tus preocupaciones", “Nunca se le olvida que ni siquiera el peor asesino es un animal”, “Pero ahora sé que la alegría de tener una hija no es locura, sino verdad”). No es que falle la estructura ni que los diálogos no sean creíbles sino que no hay argumento, tiene una mala definición de los personajes y, en definitiva, se trata de una decepcionante historia. De 2,2.