sábado, 12 de agosto de 2017

El cuento de la criada

Ahora que comienzo a ver la primera temporada de la serie que emite la cadena HBO, leo el libro homónimo "El cuento de la criada" escrito por Margaret Atwood en el año 1985. Con un lenguaje claro y hábiles imágenes muy pictóricas, la novelista idea magistralmente un futuro distópico que surge cuando, tras el asesinato del presidente de los EEUU y la mayoría del Congreso, el ejército declara el estado de emergencia y se implanta una dictadura fundamentalista basada en estrictos valores puritanos y tradicionales, donde la mujer pasa a un segundo plano, siendo -dado el problema de fertilidad que existe en la República de Gilead- únicamente un objeto, un cuerpo cuya vida no tiene valor para nadie. La autora aprovecha este texto para criticar el consumismo moderno, el culto al cuerpo y la tiranía de la imagen (en esa sociedad, los matrimonios concertados se justifican en la conveniencia de evitar la indignidad que suponían las citas con desconocidos y el que las mujeres que no encontraban un hombre fácilmente, se desesperaban y morían de hambre para adelgazar, se llenaban de silicona los pechos y se achicaban la nariz), la difícil conciliación familiar (en ese futuro, las madres, tras perder sus empleos y ver cómo sus dineros pasan a nombre de sus maridos, tienen pleno apoyo y estímulo para que puedan cumplir con su destino biológico en paz y protegidas), reflejando de manera excelente la angustia, el miedo y la sensión de opresión y dominación que experimenta la criada protagonista.Y, tras acabar con un final redondo (y, esperanzadamente, abierto) me sorprende encontrar unas notas históricas al final del libro que, en el Duodécimo Simposio de Estudios Gileadianos celebrado en 2191, tratan de desentrañar algunos problemas vinculados con el descubrimiento del manuscrito anterior. Y es que el libro se escribió en el año 1985, cuando era raro encontrar narraciones acerca de sociedades ficticias indeseables. Interesante y muy entretenido, de 8.