domingo, 2 de julio de 2017

El seductor

Una semana me ha llevado la lectura de "El seductor", el libro de Jan Kjærstad que se presenta como "una novela apasionante, y ha sido comparada por The Guardian con Tom Jones, novela pionera en el retrato, a modo de comedia, de la pulsión sexual masculina". No me gustaría que semejante y "seductora" presentación anime a los lectores a emprender la lectura de este libro con ligereza y poco compromiso pues lo que he encontrado es una obra compleja, llena de circunloquios y muchas reiteraciones. Así, un narrador -que se dirige al lector en múltiples ocasiones amenazando con descubrir su identidad (cosa que, al final, no termina por hacer)- como "observador ajeno", según dice, me presenta a Jonas Wergeland ante el cadáver de su esposa para, a continuación, poner en marcha una "rueda de historias" del protagonista sin ningún tipo de introducción o explicación, en su propósito de presentar una exposición alternativa de una vida que -como señala- la mayoría de los noruegos creen conocer a fondo. En esta fragmentada novela, descubrimos a Jonas bajando por los rápidos del Río Zambeze, en Tombuctú, colgando una bandera de las Comores en el instituto Oslo Katedralskole, escuchando a su tía mientras relata la historia de la princesa Li Lai o en un partido de tenis con su suegro, mientras las escenas son alargadas en exceso, la profusión en el detalle de aspectos secundarios consigue que mi atención se disperse, aparecen mencionados -conscientemente por el autor- datos históricos que cronológicamente suceden con posterioridad y, todo el texto está lleno de "tal vez deba hacer aquí un breve comentario sobre...". En estas 640 páginas, el narrador me muestra aspectos del carácter del pueblo noruego: la pérdida de su identificación con lo trágico, la enorme necesidad que tienen de seguridad, la incomprensible prosperidad de Noruega, la singularidad de los habitantes, lo que tardan en arrancar, el asombroso aislamiento de Noruega incapaz de atraer a otras etnias, la limitada curiosidad culinaria, el esplendor de Noruega como nación del patinaje de velocidad sobre hielo,... y, a pesar de que no me dicen nada Ole Bull, Colin Archer, Fridtjof Nansen, el Peer Gynt de Ibsen, Jens Johannessen, Per Ivar Moe. Trygve Lie, Axel Stranger, Armauer Hansen, Gustav Vigeland,Thor Heyerdahl y Per Spook, al final todo encaja y se unifica. Existencialista y complicada, a esta novela le doy un 8.