Leo "Manual para mujeres de la limpieza" escrito por la norteamericana Lucia Berlin (1936-2004) con unas ideas preconcebidas creadas por la atractiva portada y por el que creo, esclarecedor, título. Nada ha resultado más alejado de la realidad, pues las narraciones que componen este libro me han resultado eléctricas, vibrantes y chisporroteantes "como unos cables pelados al tocarse", como bien dice la escritora Lydia Davis en el prólogo. Con un ritmo fluído y espontáneo, gran concreción al nombrar las cosas, realistas diálogos, muchas exclamaciones, brillante plasmación de los sonidos del lenguaje, manejo de frases inesperadas, una atrayente y cercana voz narrativa, empleo de elementos de otras culturas y otras lenguas, una acertada concreción de las flaquezas humanas, ricas descripciones, apabullante imaginería léxica, observaciones sagaces, giros imprevistos, frases bellas declarativas y directas ("Ví hijos y hombres y jardines en mis manos" "¡Ahí va, llorando otra vez!"), palabras que solas hacen una frase, una narrativa lírica y contundente, un fino sentido del humor, variados símiles, hábil reflejo de lo que se experimenta con los sentidos y gran capacidad para plasmar el mundo, he disfrutado de un conjunto de relatos (muchos basados en sucesos de su propia vida y otros inventados) equilibrados, emotivos, próximos, duros e imprevisibles. Es evidente que la triste vida de película de la autora, sus trabajos (como profesora sustituta de Universidad, profesora de Secundaria, telefonista en centralitas administrativas de centros hospitalarios, mujer de la limpieza y auxiliar de enfermería), su infancia vinculada a las minas, su alcoholismo, su escoliosis y la relación que tuvo con su madre y su hermana, han servido de -dolorosa- inspiración para elaborar las narraciones de este apasionante libro. De 9.
