martes, 13 de septiembre de 2016

La Templanza

Tres años después de "Misión Olvido", leo "La Templanza", el último libro que María Dueñas ha escrito, como tributo -según dice- "a los mineros y bodegueros, pequeños y grandes, de ayer y de hoy". Así, con una factura cinematográfica (es fácil imaginarte a famosos actores hispano-hablantes interpretando el texto), unas detalladas descripciones de los ambientes (no sólo de las calles y plazas de Veracruz, La Habana y Jerez, sino también de las viviendas y residencias de abolengo, del vestuario, los olores, la humedad ambiental, la algarabía y la luz), con una precisa plasmación de la economía, la política y la sociedad (refleja la indolencia, el gusto por aparentar y la cortedad de miras de las familias acomodadas frente a la situación de los menos favorecidos, los sirvientes y esclavos), unos saltos temporales mejorados respecto a su anterior obra, gran acierto en el empleo del adecuado "tino dialectal", buen trabajo de investigacíón acerca del comercio del vino en el marco de Jerez, mayor rigor y credibilidad en los escenarios y las tramas (introduce en el texto, a modo de réplicas, los pensamientos y sentimientos del personaje principal), una acertada fluidez y estética de la acción, la autora ha creado un libro lleno de retratos panorámicos y a veces, diminutos detalles, ameno y entretenido al que sólo puedo reprocharle una doble negación en la página 43 del epub ("Antes de que se llenara de noctámbulos ociosos que no habían sido invitados a ningún sitio mejor") y el que el lenguaje demasiado poético casi da a la novela, el tono de folletín. De 6.