martes, 13 de septiembre de 2016

Furias divinas

Leo la última novela de Eduardo Mendicutti, "Furias divinas" y ya, al encontrarme entre las citas del comienzo una de Pablo Iglesias, el de Podemos, sospecho que ésta va a ser una novela jacarandosa y con mucho desparrame. Nada más lejos de la realidad, pues, como el propio autor dice en la nota final, "este libro quiere ser, también, un homenaje y una expresión de gratitud a todos ellos y todas ellas, y a su dignidad, su lucha, su furia justa y su lenguaje", refiriéndose al colectivo LGTB (al que añade una nueva sigla, la I de intergéneros). Así, comenzando la narración un alter ego del escritor llamado Ernesto Méndez -quien en una de sus primeras apariciones dice: "a estas alturas, no hay cosa que me estrese más que un hermano de cofradía contenido y enternecedor"-, van tomando la palabra en una conversación entrelazada a una sola voz, la Furiosa, la Charete, la Canelita, la Tigresa de Manaos, la Pandereta, la Divina y la Marlon-Marlén, verdaderos/as artistas de la vida y no sólo del escenario que buscan inaugurar un local nocturno en el que actuar como transformistas, El Garbo, quitándole toda la clientela al Loren, el club de alterne de La Algaida. El novelista, dejando fuera la discreción, con un lenguaje lleno de desparpajo y gracia (a veces hasta un poco basto) y una desbocada sensibilidad, ha creado un texto revolucionario donde, con gran acierto y al grito emblema de Podemos (¡sí se puede!) entremezcla el mundillo de los maricas, las drags y los transformistas con el de los famosos y las gentes de postín, mientras ironiza acerca de la situación política y social actual. Con arte, habilidad, picardía y gran estilo, es un libro ordinario que pueden leer quienes no teman escandalizarse. De 7,5.