jueves, 18 de agosto de 2016

El azar y viceversa

Leo una de las mejores novelas de este año "El azar y viceversa", la obra picaresca que ha llevado a su autor, Felipe Benítez Reyes, 9 años de realización y de corrección, utilizando un recurso excelente como es el presentarnos la trama a modo de una autobiografía que el buscavidas protagonista elabora a fin de entregarla a un escritor paisano suyo de Rota por si alguna de las cosas que cuenta pudieran servirle para desarrollarlas en alguno de "sus libros futuros". Así, en primera persona, con una manera de narrar ("a lo metafórico") chispeante y caústica, un lenguaje culto ("eternos retornos a lo eternamente idéntico") pero libre de adornos líricos y nada pedante, asistimos a la realidad de Rota en los años 70 de la mano de un "menesteroso de moral inestable" construído impecablemente por el autor. Con un perfecto detalle, el novelista recrea brillantemente el espacio y me fascina la plasmación que hace de la inocencia del mal en la pescadería, de la formación salesiana, del Bazar Grumete, del taller de yesos de Mario Vidal, de la zapatería de Pequod, del estudio de fotografía de Gavilla, de la base americana, de la tienda de regalos de Rogelio Soto, de la Gamba de Oro, de la universidad, del mundo de las antigüedades, y, de la sociedad y la política andaluzas. De este modo, con distintas perspectivas (el escritor permite -con maestría- a su personaje saltar de la primera a la tercera persona sin tropezar en ningún momento), gran destreza en el desarrollo del argumento y una emocionante intensidad, acompaño al protagonista en su dolor (al enamorarse por primera vez), en sus ocios adolescentes, en sus ambientes fraternales y en sus laberintos "jubilosos", mientras saboreo una ingeniosa novela escrita con gran hondura. Impresionante, de 9.