lunes, 8 de agosto de 2016

A mamá mono no le vengas con bananas verdes

Leo el libro de la televisiva Patricia Conde, "A mamá mono no le vengas con bananas verdes" un poco prevenida, pues tras ver el nombre de los capítulos (La vida, esa cosa raruna. Las primeras citas. Tipos de hombres. Problemas de parejas. Hay historias que merecen capítulo aparte. De despedidas de solter@s, bodorrios y matrimonios. Los cuernos y las sorpresas. Las revistas femeninas. Qué andamos buscando. Que buscan ellos en nosotras) me pregunto por qué estas personas mediáticas no dejan de dar consejos psicologicos para los que no están capacitadas y para lo que no han estudiado. Esta joven debería haberse limitado a dar trucos de belleza, propuestas para viajes de ensueño, recomendaciones de las mejores tiendas, restaurantes de moda, consejos para mantenernos en forma, recetas de cocina, fotos con outfits, anécdotas divertidas, pensamientos, reflexiones o sus propias experiencias contadas en primera persona. Este libro no es fruto ni de su experiencia, ni de su creatividad, ni del resultado de observar y escuchar, de muchas reuniones con amigas y sus propias vivencias, como dice, si no que, ya en la primera página veo una alusión a "su negro" al que hace culpable por si alguien real pudiera verse reconocido en el texto. ¿Y qué decir del contenido? Pues que, a parte de las infantiles ilustraciones rositas, no entiendo el por qué de las frases enmarcadas en color rosa, los consejos que da son casi ilegales ( "¿Que mi marido me la pega con otra? Miro para otro lado y hago como que no me entero. ¿Que me insulta? Bueno, ya me acostumbraré o se cansará. ¿Que viene todos los días borracho a las cinco de la mañana y despierta a los niños? Bueno, les diré que papá hace muchas horas extras y siempre viene muy cansado. ¿Que no trabaja y lleva meses tirado en el sofá? Diré que está de baja o que es artista y pinta cuadros en casa."), el lenguaje es básico y ordinario ("se la pela", "joer", "guay"), las pautas que da carecen de todo rigor técnico (invita a que, en la primera cita "si no tienes pensado culminar, porque no estás muy segura, no te depiles, eso te frenará", no mirar el pene salvo que hayamos estudiado interpretación, en el restaurante tirar algo al suelo para poder descubrir el posible olor de sus pies,..) y se postula en favor de la la figura de la mujer como cuidadora y de la de ellos como conseguidores de ropa, comida y dinero. Para culminar la novela, acaba con un capítulo escrito por Javier de Miguel y que, bajo el título de "Qué buscan ellos en nosotras" nos ilustra acerca de que los hombres: quieren sentirse nuestros héroes ("que nuestra mera presencia os reconforte y tranquilice"), quieren que la comunicación fluya ("El hombre no está programado para cazar los sarcasmos femeninos al vuelo"), que estemos buenas ("El género masculino se divide en dos: los que somos más de tetas y los que son más de culos"), buscan sentido del humor, que seamos femeninas y, hasta cierto punto, inocentes, quieren tener su propia vida, que les sorprendamos de vez en cuando ("por supuesto se puede extender al terreno sexual"), que demostremos confianza en ellos ("no asediéis a preguntas ni tratéis de arrinconar a vuestra pareja") y que sumemos puntos con: ser buenas en la cocina, discutir con mesura, no hacer preguntas trampa, ser espontáneas y no criticar. En definitiva, un mal libro del que no he podido sacar nada ni tan siquiera media sonrisa. De 0.